Lo estábamos esperando con impaciencia. El Alquézar Blanco de Bodega Pirineos es uno de esos vinos que se ha ganado nuestro respeto en poco tiempo, cumpliendo los felices augurios que hizo hace dos años su enólogo, el clarividente Jesús Astrain.

La nueva cosecha 2020 del Alquézar Blanco solamente tiene un problema: se beberá sin tregua y a tragos largos. Es una completa explosión de frutas y flores, acompañadas de notas cítricas y frescas, un divertido disfrute que me insinuó la compañía de los mariscos del infalible Saturnino.

Alquézar Blanco de Bodega Pirineos

Alquézar Blanco se caracteriza, entre otras cosas, por su refrescante «chispa». Esa ligera aguja le va muy bien a la uva Gewürztraminer, con la que está elaborado este vino, procedente de los viñedos de Salas Altas, Salas Bajas y Barbastro. A estas alturas, ya sabemos que nos referimos a una uva que se ha convertido en una de las variedades referentes de Somontano, laureada y seductora.

Alquézar Blanco refleja juventud, presenta un bellísimo color amarillo pálido con sutiles tonos verdosos. En nariz se percibe la expresión varietal de los mejores Gewürztraminer donde los aromas de flores se fundan con cítricos y jengibres.

En cuanto a su entrada en boca es elegante con un suave dulzor y una fresca sensación frutal muy persistente impulsada por una suave burbuja que lo hace muy apetecible. Comparto la opinión de la ficha de cata: es un delicioso juguete «diseñado para disfrutar y dejarse llevar».

Alquézar es una referencia dentro de la D.O. Somontano y es perfecto para maridarlo con mariscos, elaboraciones con pasta y queso parmesano,. Además, destaca una óptima relación calidad precio que parte de los cinco euros, siempre según el lugar de su adquisición.

Jesús Astrain, enólogo de Bodega Pirineos, afirma que «es una auténtica satisfacción poder catar el primer vino nuevo de esta magnífica añada 2020. Este año, el primer vino que sale a la luz es Alquézar blanco. Una explosión de frutas y flores acompañado de notas cítricas y frescas. Un completo perfil varietal de gran finura donde las rosas y el lichi, se ven acompañadas de notas cítricas y especiadas del jengibre. Todo ello realzado por el suave dulzor del azúcar natural, que lo hace irresistible: es todo fruta y sabor. La presencia de carbónico en el vino es estimulante y hace de este vino un ejemplo de equilibrio y apetecibilidad.»