arturo rodi campo de borja

¿Qué estaba haciendo hace 10 años en Fuendejalón? La memoria es frágil, selectiva, pero no tanto. De acuerdo, estaba pasando algunas tardes en torno a la barra del restaurante Rodi. Me acogieron bien. Fueron deliciosas horas en torno a unos cafés, mientras supervisaba un guión que había escrito, el punto de partida para el cortometraje que estábamos grabando en el pueblo y que servía de ornamento del 50 aniversario de la Cooperativa San Juan Bautista. Eran otros tiempos. ¿Crisis? ¿Qué crisis?

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El Restaurante Rodi de Fuendejalón es la simbiosis de las familias «Rodríguez» y «Diago», de la pasión por su terruño (Campo de Borja), sus cepas centenarias de Garnacha, aquellas que no dejaron arrancar para cobrar un puñado de pesetas a cambio. Inusuales hosteleros que cocinan platos a fuego lento y con la mente muy abierta, receptiva a influjos exóticos y nuevas tendencias culinarias. El paso de los años les ha dado la razón. Rinden culto, alimentadas por un orgullo comprensible, a la Garnacha y a su forma de vida. Son comprendidos por un público, cada vez más numeroso, procedente de distintas partes del mundo-

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Tras nuestra reciente experiencia periodístico-gastronómica os aseguro que el restaurante Rodi se encuentra en plena forma. Os voy a recomendar, sin ninguna duda, que os pongáis en contacto con las hermanas Rodríguez. Alucinaréis. Mujeres que han dado la vuelta al mundo y tienen las ideas clarísimas. No cultivan jengibre, ni cúrcuma, ni poseen una piscifactoría de esturiones. Tienen Garnacha. Y la ponen en valor a cada paso que dan en la cocina, en sus proyectos y experimentos para los cuales cuentan con la colaboración de Bodegas Aragonesas. Así lo confirmó su enólogo, Javier Vela, quien subrayó la sorprendente actitud empresarial de estas hermanas. Vela nos acompañó en el almuerzo de prensa que sirvió, entre otras cosas, para saber cómo se convierte el vino en vinagre de calidad.

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La jornada inició en un lugar que recomendaría a todos los enoturistas del Planeta: La bodega subterránea de la familia. Sí, ahora me acuerdo mejor, la conocí durante aquel rodaje del 2005. Las telarañas son las mismas, han envejecido bien. El Moscatel creo que es idéntico, el que probé hace pocos días tenía 25 años, pisado con pies de Fuendejalón, como se hacían las cosas. Son bodegas picadas a mano, arañadas por grafitis que muestran pentagramas y notas musicales, talladas a nervios, sudor y pala, después de vendimiar, sembrar, o lo que mande el Señor. Tengo amigos en Singapur que jamás lo entenderán.

Allí le dimos buena cuenta a unas tapas de foie con sal de garnacha «armonizada» -antes era «maridada»- con moscatel añejo. Tras la visita a esta singular bodega subterránea elogiamos y compartimos la auténtica cocina de la Garnacha en el Rodi.

En la comida: Ahumados al sarmiento de garnacha, Migas caseras con uva y melón, Ensalada de tomate de Alagón con AOVE y Sal de Garnacha Rodi, Nido de codornices escabechadas y reducción de garnacha, Carrilleras de cebón al vino de garnacha, Caña rellena de ruibarbo, Granizado de garnacha (me tomé dos).

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A punto de cumplir dos años desde su lanzamiento, la Sal de Garnacha Rodi, creada por esta innovadora empresa familiar, se ha convertido en un éxito. Dentro de España, esta sal, producida con las mejores materias primas y garnacha 100%, ya se comercializa en Aragón, País Vasco, Navarra, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Comunidad de Madrid, Cataluña, Asturias y también ha dado el salto a la gran distribución para la alimentación gourmet.

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La Sal de Garnacha Rodi, elaborada con delicados pétalos de sal de manantial y fusionados con la elegancia del vino de garnachas centenarias del Campo de Borja, es un producto con personalidad, intenso aroma y fina textura, que combina a la perfección con la cocina de ayer y de hoy.

Los Garnachicos de Fuendejalón merecen unas líneas. Es el único mazapán del mercado elaborado con vino de garnacha 100% y están a punto de cumplir un año en el mercado. Son deliciosos y finos mazapanes de vino de garnacha centenaria, con un toque de sal, elaborados de forma artesanal y producidos con las mejores materias primas. Este pequeño capricho, que se presenta a granel o en formato de 120 gramos, se comercializa en establecimientos especializados de la capital aragonesa y del resto de España. Los Garnachicos, que tienen un 40% menos de azúcar que los mazapanes convencionales, están elaborados con azúcar, almendra, sal y vino de garnacha centenaria, y se pueden disfrutar en tres versiones: clásicos, glaseados y de chocolate.

De camino a la consultoría publiqué una imagen en Instagram donde quería recordar términos como Alquez, Lumbreras, o Descargadero. Palabras que saben a garnacha cuando las pronuncian mis amigas del restaurante Rodi.