Tres días con el aforo completo y más de 600 personas en la primera edición del Salón del Chocolate en Calatayud. Era una asignatura pendiente para Calatayud y su comarca. Del 16 al 18 de febrero 2024 hemos organizado esta dulce experiencia que ha cosechado todo tipo de elogios. El primer Salón del Chocolate en Calatayud, promovido por el Ayuntamiento de la localidad bilbilitana, ya es una feliz realidad que ampliará sus contenidos y proyección en los próximos años.

La espectacular Iglesia de San Benito es el lugar seleccionado como escenario de las muy diversas actividades que hemos ofrecido. Se trata de un magnífico espacio polivalente, donde hemos organizado varias iniciativas gastronómicas en los últimos años, como el  exitoso y célebre GastroCalatayud.

El Salón del Chocolate se dirige a un público muy diverso. Para ello, hemos diseñado una programación que incluye actividades infantiles, talleres de cocina, de coctelería y repostería, ponencias académicas, degustaciones, venta directa y experiencias sensoriales.

¿Por qué en Calatayud? Porque fue la puerta de entrada del cacao hacia el resto de España y, posteriormente, conquistó a Europa dando lugar a una pasión desmedida por este novedoso producto considerado una bebida hasta principios del siglo XX. Como apunta Domingo Buesa, historiador y presidente de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, «el rey Carlos III, en su desayuno diario, enseñó a tomarlo bien espeso y azucarado, porque las clases poderosas ya no lo hacen con agua sino con leche».

Theobroma cacao es el nombre científico que recibe el árbol del cacao o cacaotero. Theobroma, en griego, significa «alimento de dioses».

El fraile Jerónimo de Aguilar cobra protagonismo en esta historia que va más allá de la leyenda. Coincidimos en la veracidad de este relato fascinante en una reciente conversación con el Secretario de Turismo del Estado de Tabasco, José Antonio Nieves. Político y propietario de una plantación de cacao, visitó recientemente la provincia de Zaragoza para descubrir la cocina del Monasterio de Piedra y mantener un encuentro con el alcalde bilbilitano, José Manuel Aranda, con el fin de hermanar ambas localidades unidas por la historia de un producto fascinante. De su mano, pude conocer el ambicioso proyecto de promoción del cacao y la recuperación de los sabores ancestrales mejicanos que llevan a cabo, desde hace más de una década, en el estado de Tabasco (Un apunte suyo: Txokolat: «beber cacao juntos»). Cuestiones como la sostenibilidad y la preservación del medio natural surgieron en la conversación, el omnipresente cambio climático, y la compleja coyuntura que experimentan las plantaciones de cacaotales.

Regresando al origen, todas las fuentes nos remontan a Hernán Cortés, en viaje a México y acompañado por fray Gerónimo de Aguilar. El fraile demostró tener una prodigiosa intuición al enviar al abad del monasterio de Piedra el primer cacao junto a la receta para cocinarlo. Tras la Conquista de México, el cacao viaja como mercancía en barco desde un puerto de Nueva España, rumbo a las costas españolas. Este primer viaje a Europa ocurre por primera vez en algún momento indeterminado de la década de 1520.

Desde el Departamento de Ferias del Ayuntamiento de Calatayud han ideado esta primera edición del Salón del Chocolate, que ha contado con actividades de carácter gratuito para conocer así la historia, los usos y propiedades de este producto de la mano de historiadores y profesionales de varias ramas del sector hostelero, donde no han faltado proyecciones en el cine Capitol y una ruta gastronómica y patrimonial.