Mis queridos amigos de Gozarte nos presentan Un otoño de muerte en Zaragoza, y lo hacen, como de costumbre, con mucho ingenio, buen gusto e imaginación: «Un otoño más ya está aquí, y para recordárnoslo nadie mejor que Yves Montand con “Les feuilles mortes“, las hojas muertas que nos recuerdan que el tiempo no se detiene y la vida va pasando.

De pronto nos percatamos de algo que durante la primavera se nos olvida, que todo a nuestro alrededor envejece y tiene fecha de caducidad. La muerte se hace más presente en nuestras vidas por unos días, y todo nos recuerda que el tiempo pasa: una gota que cae, el tic-tac de un reloj, una vela que se consume… Hay que ser un poco cenizo para pensar en la muerte en abril, pero desde que el mundo es mundo noviembre es así. No hay más que recordar aquellos versos que escribió Jorge Manrique tras la muerte de su padre: “Recuerde el alma dormida, / avive el seso y despierte / contemplando, / cómo se pasa la vida / como se viene la muerte / tan callando“. La vida se nos escapa como arena entre los dedos, así que… aprovechémosla, porque cuando queramos darnos cuenta ya no habrá vuelta atrás y el tiempo se habrá ido. “Tempus fugit“, que decía el clásico. Así que “Carpe diem“, que dijo otro. Aprovecha el momento, por si acaso es el último.

 

Un abrir y cerrar de ojos es el tiempo que cuesta apagar con los dedos la llama de una vela, o lo que necesitan las Parcas para cortar con su tijera el hilo de una vida. La muerte está siempre ahí, acechando, y no debemos olvidarlo. ¿Sabéis por qué? Porque tenerlo siempre presente es la mejor manera de disfrutar a tope de ese maravilloso regalo que es la vida. Por eso nos encanta hacer las visitas al cementerio cuando llegan estas fechas, porque es un subidón caer en la cuenta de que uno está vivo y podría no estarlo. Aquí os dejamos el programa para pasar Un otoño de muerte.

Domingos entre el 29 de octubre  y el 26 de noviembre a las 11’30 – Un cementerio lleno de arte