La bodega madrileña Las moradas de San Martín nos está presentando sus novedades. Con la última añada de su Albillo Real 2019 en el mercado, hace unas semanas disfrutamos de  un vino blanco ecológico, elaborado con esta variedad autóctona de Madrid, del que se elaboran menos de 15.000 botellas. Os animo a acompañarlo con cocina oriental, exótica, especiada. En mi caso, descorché el Albillo con una tabla de sushi (si os gusta la cocina japonesa de fusión os recomiendo, en Zaragoza, dos restaurantes muy distintos: Uasabi y Bokoto).

Estos días inverosímiles avanzan entre la incertidumbre del maldito virus y los regalos de una espléndida naturaleza. Los confinamientos parciales que padecemos con resignación todavía nos permiten largos paseos por el campo. Entre coníferas, hayedos y abetales, impregnados de aroma a romero, hemos descartado infinidad de setas que, tras consultar por whatsapp a nuestros amigos micólogos, no nos ofrecían certezas. Así que nos decantamos por los rebollones, robellones o níscalos. Los Lactarius Deliciosus son una sencilla joya de la gastronomía que, agazapados entre pinares, te esperan para ofrecerte sus mejores cualidades con un simple paso por la sartén, con su ajillo y el jamón.

Después de las caminatas por los bosques otoñales he descubierto dos estupendas garnachas de Las moradas de San Martín. Vinos de viticultura ecológica, que recientemente han renovado su añada. Me refiero al Initio 2013 y al Senda 2017.

Senda 2017 es ecológico y biodinámico. Procede del terruño de montaña que proporciona la esencia de Las Moradas. Una uva de excelente calidad, con impecable acidez, buena maduración, gran equilibrio. La crianza se realizó durante diez meses en barrica de roble francés.

Mientras salteaba las setas con el jamón, me entretuve ensamblando el característico anaranjado de los níscalos con el color cereza del vino. El resto es pura lujuria: una garnacha con aromas florales, puñados de ciruelas, otro paseo entre perfumes de monte bajo, sensaciones prolongadas en mi boca: la escena de un largo final.

Un fragmento del relato que el escritor Luis Zueco realizó para Las Moradas de San Martín figura en la etiqueta del Senda 2017.

 

Y como la verdadera gula está desprovista de límites, tras el tributo micológico llegó la caza. Un pletórico guiso de jabalí estofado con salsa de chocolate me condujo a descorchar el Initio 2013. Vino redondo, con una crianza de entre 10 y 16 meses en barrica de roble francés, de bellísimo color picota cereza. Sabe a regaliz, es mineral, es sabroso y con un postgusto muy largo. Sin duda, todavía le queda mucho recorrido para darnos alegrías.

En la etiqueta del Initio encontraremos un fragmento del relato que la escritora Marta Rivera de la Cruz realizó para Las Moradas de San Martín.